El término competencia traductora fue
utilizado a partir de mediados de los años 80 y el análisis de dicho término
aún es rudimentario.
La competencia traductora ha sido
definida por diversos autores, entre ellos, Bell (1991) quien establece que son
los conocimientos y habilidades que debe poseer el traductor para llevar a cabo
una traducción, luego Hurtado (1996) quien afirma que es la habilidad de saber
traducir y, finalmente, el Grupo PACTE (1998) que declara que es el sistema subyacente
de conocimientos, aptitudes y habilidades necesarias para traducir. Como se
puede observar, la definición de competencia traductora ha ido evolucionado en
el tiempo pero toda definición apunta al sinónimo de habilidad.
Asimismo, muchos de los investigadores de este campo han optado por utilizar diferentes términos para referirse a competencia traductora y es así que se puede encontrar los siguientes términos como equivalentes a competencia traductora: competencia de transferencia, competencia traslatoria, actuación traductora, habilidad traductora, destreza traductora, etc., lo cual ha generado confusión no solo en la denominación sino también en los componentes, los subcomponentes que la integran, entre otros aspectos.
Asimismo, muchos de los investigadores de este campo han optado por utilizar diferentes términos para referirse a competencia traductora y es así que se puede encontrar los siguientes términos como equivalentes a competencia traductora: competencia de transferencia, competencia traslatoria, actuación traductora, habilidad traductora, destreza traductora, etc., lo cual ha generado confusión no solo en la denominación sino también en los componentes, los subcomponentes que la integran, entre otros aspectos.
Modelos de competencia traductora
Existen diversos modelos propuestos por
distintos autores con respecto a la adquisición de la competencia traductora,
entre ellos, se encuentra el modelo propuesto por Hatim y Mason, el modelo
holístico y el modelo dinámico propuestos por el Grupo PACTE. A continuación se
explica cada uno de ellos.
El modelo propuesto por Hatim y Mason
(1997) se denomina habilidades del traductor, e1 cual se basa en el modelo de
habilidad lingüística comunicativa de Bachman presentado en 1990. En el enfoque
de estos autores se distingue tres fases del proceso traductor: procesamiento
del texto original, transferencia y procesamiento del texto de llegada. Cada
una de estas fases contiene diversas destrezas que interactúan entre sí y se
detallan en la tabla que se presenta a continuación.
Tabla
Habilidades
del traductor
Texto original
Destrezas de procesamiento
|
Destrezas de transferencia
|
Texto de llegada
Destrezas de procesamiento
|
Reconocimiento de la intertextualidad
(género/discurso/texto)
Localización de la situacionalidad
(registro, etc.)
Interferencia de la intencionalidad
Organización de la textura (selección léxica, organización sintáctica,
cohesión) y de la estructura
Valoración de la informatividad
(estático/dinámico)
en función del efecto estimado en: el lector del texto original
|
Renegociación estratégica, ajustando:
Eficacia
Eficiencia
Pertinencia
según:
el encargo en función del destinatario
(encargo, iniciador, etc.)
para cumplir con un:
propósito retórico
(finalidad, objetivo)
|
Establecimiento de la intertextualidad
(género/discurso/texto)
Establecimiento de la situacionalidad
(registro, etc.)
Creación de la intencionalidad
Organización de la textura (selección léxica, organización sintáctica,
cohesión) y de la estructura
Equilibrar la informatividad
(estático/dinámico)
en función del efecto estimado en: el lector del texto de llegada
|
Tomado de: Hurtado,
2011, p. 389
En octubre de 1997, se formó el Grupo
PACTE liderado por Amparo Hurtado Albir con el objetivo de investigar sobre la
adquisición de la competencia traductora y para ello el dicho Grupo hizo uso
del método empírico-experimental. Además, se basó en los siguientes
presupuestos teóricos:
1) La
competencia traductora es el sistema subyacente de conocimientos, habilidades,
destrezas y actitudes necesarios para traducir; 2) la competencia traductora es
cualitativamente distinta a la competencia bilingüe; 3) la competencia
traductora, como todo conocimiento experto, tiene componentes declarativos y
operativos, siendo un conocimiento básicamente operativo; 4) la competencia
traductora está formada por un conjunto de subcompetencias, en las que existen
relaciones, jerarquías y variaciones (p. 395).
Este modelo comprende seis competencias,
de los cuales la primera es la competencia bilingüística que consiste en la
comprensión de la lengua de partida y la producción en la lengua de llegada.
Dicha competencia comprende otras subcompetencias tales como la competencia
gramatical, textual, ilocutiva y sociolongüística.
La segunda competencia es la
extralingüística que comprende los conocimientos generales y los conocimientos
de campos específicos. Sus subcompetencias son: conocimientos sobre traducción,
biculturales, enciclopédicos y temáticos.
La tercera competencia es la de
transferencia que consiste en la capacidad de comprender el texto origen y
expresar lo entendido en la lengua meta de acuerdo con las particularidades del
público objetivo y los fines de la traducción. Esta competencia es considerada
como la competencia central porque integra a las demás subcompetencias y por
eso se encuentra en la parte central del gráfico que se presenta más adelante.
La cuarta competencia es la
instrumental/profesional que abarca el conocimiento y uso de las fuentes de
documentación de toda índole, de las nuevas tecnologías, del mercado laboral y
del comportamiento del traductor profesional.
La quinta competencia es la
psicofisiológica que incluye las facultades de memoria y atención, actitudes de
curiosidad intelectual, perseverancia, rigor, espíritu crítico, etc., y
habilidades de razonamiento lógico, análisis, síntesis, entre otros.
La sexta competencia es la competencia
estratégica que se basa fundamentalmente en usar todos los procedimientos que
conlleven a la resolución de problemas encontrados al momento de traducir. Esta
competencia afecta a las demás subcompetencias y todas estas competencias se
desarrollan de manera imbricada.
Figura. Modelo holístico de la competencia traductora (PACTE, 1998, citado en Hurtado, 2011)
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