jueves, 8 de junio de 2017

Competencia traductora

El término competencia traductora fue utilizado a partir de mediados de los años 80 y el análisis de dicho término aún es rudimentario.
La competencia traductora ha sido definida por diversos autores, entre ellos, Bell (1991) quien establece que son los conocimientos y habilidades que debe poseer el traductor para llevar a cabo una traducción, luego Hurtado (1996) quien afirma que es la habilidad de saber traducir y, finalmente, el Grupo PACTE (1998) que declara que es el sistema subyacente de conocimientos, aptitudes y habilidades necesarias para traducir. Como se puede observar, la definición de competencia traductora ha ido evolucionado en el tiempo pero toda definición apunta al sinónimo de habilidad.
Asimismo, muchos de los investigadores de este campo han optado por utilizar diferentes términos para referirse a competencia traductora y es así que se puede encontrar los siguientes términos como equivalentes a competencia traductora: competencia de transferencia, competencia traslatoria, actuación traductora, habilidad traductora, destreza traductora, etc., lo cual ha generado confusión no solo en la denominación sino también en los componentes, los subcomponentes que la integran, entre otros aspectos. 

Modelos de competencia traductora

Existen diversos modelos propuestos por distintos autores con respecto a la adquisición de la competencia traductora, entre ellos, se encuentra el modelo propuesto por Hatim y Mason, el modelo holístico y el modelo dinámico propuestos por el Grupo PACTE. A continuación se explica cada uno de ellos.
El modelo propuesto por Hatim y Mason (1997) se denomina habilidades del traductor, e1 cual se basa en el modelo de habilidad lingüística comunicativa de Bachman presentado en 1990. En el enfoque de estos autores se distingue tres fases del proceso traductor: procesamiento del texto original, transferencia y procesamiento del texto de llegada. Cada una de estas fases contiene diversas destrezas que interactúan entre sí y se detallan en la tabla que se presenta a continuación.

Tabla 
Habilidades del traductor

Texto original
Destrezas de procesamiento

Destrezas de transferencia
Texto de llegada
Destrezas de procesamiento
Reconocimiento de la intertextualidad
(género/discurso/texto)

Localización de la situacionalidad
(registro, etc.)

Interferencia de la intencionalidad

Organización de la textura (selección léxica, organización sintáctica, cohesión) y de la estructura

Valoración de la informatividad
(estático/dinámico)

en función del efecto estimado en: el lector del texto original
Renegociación estratégica, ajustando:

Eficacia
Eficiencia
Pertinencia

según:
el encargo en función del destinatario
(encargo, iniciador, etc.)

para cumplir con un:
propósito retórico
(finalidad, objetivo)
Establecimiento de la intertextualidad
(género/discurso/texto)

Establecimiento de la situacionalidad
(registro, etc.)

Creación de la intencionalidad

Organización de la textura (selección léxica, organización sintáctica, cohesión) y de la estructura

Equilibrar la informatividad
(estático/dinámico)

en función del efecto estimado en: el lector del texto de llegada
Tomado de: Hurtado, 2011, p. 389

En octubre de 1997, se formó el Grupo PACTE liderado por Amparo Hurtado Albir con el objetivo de investigar sobre la adquisición de la competencia traductora y para ello el dicho Grupo hizo uso del método empírico-experimental. Además, se basó en los siguientes presupuestos teóricos:
1) La competencia traductora es el sistema subyacente de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes necesarios para traducir; 2) la competencia traductora es cualitativamente distinta a la competencia bilingüe; 3) la competencia traductora, como todo conocimiento experto, tiene componentes declarativos y operativos, siendo un conocimiento básicamente operativo; 4) la competencia traductora está formada por un conjunto de subcompetencias, en las que existen relaciones, jerarquías y variaciones (p. 395).

Este modelo comprende seis competencias, de los cuales la primera es la competencia bilingüística que consiste en la comprensión de la lengua de partida y la producción en la lengua de llegada. Dicha competencia comprende otras subcompetencias tales como la competencia gramatical, textual, ilocutiva y sociolongüística.
La segunda competencia es la extralingüística que comprende los conocimientos generales y los conocimientos de campos específicos. Sus subcompetencias son: conocimientos sobre traducción, biculturales, enciclopédicos y temáticos.
La tercera competencia es la de transferencia que consiste en la capacidad de comprender el texto origen y expresar lo entendido en la lengua meta de acuerdo con las particularidades del público objetivo y los fines de la traducción. Esta competencia es considerada como la competencia central porque integra a las demás subcompetencias y por eso se encuentra en la parte central del gráfico que se presenta más adelante.
La cuarta competencia es la instrumental/profesional que abarca el conocimiento y uso de las fuentes de documentación de toda índole, de las nuevas tecnologías, del mercado laboral y del comportamiento del traductor profesional.
La quinta competencia es la psicofisiológica que incluye las facultades de memoria y atención, actitudes de curiosidad intelectual, perseverancia, rigor, espíritu crítico, etc., y habilidades de razonamiento lógico, análisis, síntesis, entre otros.
La sexta competencia es la competencia estratégica que se basa fundamentalmente en usar todos los procedimientos que conlleven a la resolución de problemas encontrados al momento de traducir. Esta competencia afecta a las demás subcompetencias y todas estas competencias se desarrollan de manera imbricada.


Figura. Modelo holístico de la competencia traductora (PACTE, 1998, citado en Hurtado, 2011)
       

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